Los auroros torreños por primavera: el cante de los Mayos

Desde que en los años 50 del pasado siglo el escultor murciano y gran divulgador de las raíces folklóricas de nuestra tierra Antonio Garrigós popularizara en la Región el cante de los Mayos, estas salves son entonadas por Campanas de Auroros como la de la Virgen del Rosario de la pedanía del Rincón de Seca y en nuestro entorno más inmediato de Las Torres de Cotillas por la cuadrilla homónima local, con trayectoria datada esta desde inicios del siglo XIX, desaparecida a mitad de la siguiente centuria y refundada en 2011 de la mano de un grupo entusiasta de vecinos congregados a las puertas de la Ermita de uno de las barrios con más solera de la localidad torreña, el de la Cruz.

Recuperar la tradición y cantos de nuestra huerta así como estimular y fomentar el conocimiento y respeto de nuestras raíces culturales allá donde sus voces y maneras alcancen son los objetivos que nuestros auroros torreños proclaman en su día a día y que vecinos y visitantes tienen ocasión de escuchar en distintas épocas del año como, por ejemplo, Navidad, Semana Santa y Día de Todos los Santos entonando, como decía el sabio, nada tan bello, original y emotivo como sus cánticos en ese peregrinar  por los senderos de la vida llevando como equipaje lo más característico, peculiar y nuestro.

A la calidad interpretativa de sus voces, los auroros de Las Torres de Cotillas unen los valores de la fe, de la devoción en el marco de un extenso repertorio de piezas entonadas que comprenden desde las Salves de Pasión, Ordinario, Ánimas y Navidad hasta esas coplas de aguilando, misas de gozo, correlativas y Mayos a modo de caja de resonancia de los sentimientos, del alma humana que discurren a ritmo de campanas, guitarras, bandurrias, panderos y platillos por los vericuetos de lo solemne, lo profundo, existencial, alegre, festivo y divino, todo ello en un alarde apoteósico de timbres, voces, cuerdas, estrofas, estribillos, rezos,…

Que la Campana de Auroros de Nuestra Señora del Rosario siga creando escuela y continuidad y aportando a esta Villa un grandioso patrimonio de cultura. Es un orgullo para los torreños de bien que el alma de un pueblo siga viva. Que así sea por mucho tiempo. 

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