Dicen los entendidos en la materia que las más antiguas notas musicales del canto de la Aurora murciana hay que buscarlas en el siglo VI cuando nuestra Región estuvo dominada por los emperadores de Bizancio. Con este pedigrí no es por menos sorprendente considerar el arte que entonan las cuadrillas como el de más honda tradición e historia de nuestra tierra, un sello de identidad imborrable tras siglos de vicisitudes y episodios de toda laya acaecidos en este solar del Sureste español.
A ningún murciano que se precie como tal no le resulta ajeno ese rico elenco de Hermandades de auroros que en la huerta y en no pocos pueblos de la Región desde el siglo XVI abundaban y siguen abundando hoy en día merced al empeño, impulso y tesón tanto de instituciones y entidades públicas y privadas como a título individual de personas que han conseguido hacer resucitar, reflotar y poner en valor en los últimos tiempos estas agrupaciones que condensan no sólo la esencia musical sino además el espíritu de la fraternidad cristiana y el poso del sabor murciano.
Ejemplo de esa ilusión, de ese sueño vuelto a ser realidad es el de la Campana de Auroros de Nuestra Señora del Rosario de Las Torres de Cotillas que, haciendo un alto en el camino de su existencia a mediados de los años 40 del pasado siglo, resurgió con fuerza y poderío hace más de una década de la mano de un entusiasta conjunto de vecinos que, a la calidad interpretativa de sus voces, unen los valores de la fe, de la devoción en el marco de un extenso repertorio de piezas entonadas que comprenden desde las Salves de Pasión, Ordinario, Ánimas y Navidad hasta esas coplas de aguilando, misas de gozo y correlativas a modo de caja de resonancia de los sentimientos, del alma humana que discurren a ritmo de campanas, guitarras, bandurrias, panderos y platillos por los vericuetos de lo solemne, lo profundo, existencial, alegre, festivo y divino, todo ello en un alarde apoteósico de timbres, voces, cuerdas, estrofas, estribillos, rezos,…
Bajo la sagrada protección de templos, ermitas, cementerios o de los más profanos encuentros festeros de cuadrillas, de no pocos puntos de la geografía murciana y allende la misma (Andalucía, Aragón, Comunidad Valenciana,…) desde el año 2011 está sonando de nuevo la Campana de Auroros de Nuestra Señora del Rosario, creando escuela y continuidad bajo una de las advocaciones marianas de mayor solera y seguimiento de la localidad.
El renacer de la Aurora torreña supone poner una vez más en vigor en el discurrir histórico de la Villa una preciosa pieza de su variado y grandioso patrimonio no sólo cultural sino además humano, antropológico y, por ende, identitario de la personalidad de un municipio de la Vega Media que sabe aunar tradición y modernidad.
La reaparición a escena pública de la Campana de Auroros de Nuestra Señora del Rosario de Las Torres de Cotillas representó un acto de justicia, en definitiva, para con la Región al restituir a nuestra tierra murciana una parte harto destacable de su cancionero popular de raigambre religiosa cuyo mérito primordial reside en ser una tradición trasmitida oralmente, de generación en generación, a través del caminar de los siglos.
En ese anhelo persistente de "recuperar la tradición y cantos de nuestra huerta así como estimular y fomentar el conocimiento y respeto de nuestras raíces culturales allá donde nuestras voces y maneras alcancen", como bien rezan sus estatutos, nuestros auroros torreños han pisado escenarios de relumbrón y pasión devota, desde el Palacio del Almudí en la Ciudad de Murcia, invitados por la Asociación de Nazarenos de la Región, y las Iglesias de San Juan de Dios y San Juan Bautista de la misma capital del Segura, hasta en fechas recientes como esta Semana Santa 2023, participando con éxito de actuación en la Procesión del Silencio de la localidad costera de San Javier y anualmente en el afamado y prestigioso Encuentro de Cuadrillas de la pedanía murciana de Santa Cruz, sin olvidar la edición de un CD recopilatorio de su sugestivo y hermoso repertorio de cantos.
En Las Torres de Cotillas los Auroros de la Virgen del Rosario brillan con luz propia en los distintos ciclos festivos y fechas memorables de tradición en el municipio, ya sean las Fiestas Patronales en honor a Nuestra Señora de la Salceda, los Mayos, el Día de Difuntos, la Navidad y la Semana Santa, con su presencia en las procesiones del Viernes de Dolores y Miércoles Santo, por ejemplo.
En definitiva, es un orgullo para los torreños de bien que la voz del alma de un pueblo siga viva. Que así sea por mucho tiempo.
