La Cofradía del Cristo Resucitado y San Pedro de Las Torres de Cotillas cumple cuarenta años

Alboreando el otoño del año 1979 nacía una nueva cofradía pasionaria en Las Torres de Cotillas. Se trataba de la que sería bautizada como la del Cristo Resucitado y San Pedro y que presidiría hasta diez años después un hombre entrañable y querido por sus convecinos por su trayectoria modélica en muchas facetas de la vida pública local, Antonio Vicente Belchí. Desde entonces está al frente de este conjunto penitencial un dechado de virtudes, tenacidad, compromiso sólido e infatigable madera de compromiso cristiano como es Consuelo González Sáenz.

La del Cristo Resucitado y San Pedro es  un colectivo de vecinos que a lo largo de estos años ha mostrado una especial vocación, la de propagar la fe por las calles de nuestro pueblo, arrimando para ello el hombro en muchos sentidos y todos ellos admirables, por ejemplo partícipes privilegiados en 1980 de la primera procesión de Domingo de Resurrección en nuestra Villa. Compartiendo en sí amistad, fe y devoción. Cuarenta años es mucho tiempo o poco en el caminar de la Historia. Es bastante tiempo en la vida de los que hoy están aquí. Cuatro décadas viviendo experiencias juntos, las más de las veces buenas. Pero es un tiempo que también puede representar un ínfimo gramo de arena en el reloj de la Historia cuando nos remontamos a la génesis de nuestras cofradías torreñas, allá por los inicios del siglo XVII, según refieren los documentos conservados al respecto o en el arranque de la pasada centuria cuando ya hay inventarios de imágenes titulares de Hermandades de Pasión.

Más allá de lo que pueda pontificar el diccionario al uso o los estatutos de cualquier hermandad, un cofrade que dé ejemplo es aquel que ponga lo más de sí para mejorar, engrandecer el acontecimiento magno y multitudinario en el que se da cita, la Semana Santa como tal, poniendo en su más intenso valor las condiciones para hacer de los desfiles procesionales, amén de majestuosidad, significado y vida renacida, excelente catecismo de solemnidad, recogimiento y sobre todo mensaje de humanismo cristiano a carta cabal. La labor de un cofrade modélico pasa por lograr incardinar año a año el significado pleno de una Semana Santa singular en el ámbito social del que emana su componente humano de penitentes, nazarenos, costaleros,... cargados de generosidad, voluntad, sincera devoción,..., esto es, en la vida pública del municipio y colaborar en todos los sentidos para ofrecer a la ciudadanía la percepción que se merece un despliegue de mensaje de perfección humana como el que reviste las manifestaciones pasionarias en las calles. En definitiva, no descuidar ese acercamiento al pueblo que la Semana Santa debe tener porque la vena de la gente, hombres y mujeres son los que propagan por el nervio vital de la localidad el simbolismo de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Y en este aspecto la del Cristo Resucitado y San Pedro no ha cesado en ningún momento de demostrar vitalidad a la hora de hacer que la relevancia social de las cofradías torreñas en el ámbito del municipio esté presente, mostrando la garra, la fuerza de unas gentes que hacen de la extraordinaria emoción, de la más honda y antigua tradición torreña, escenario de lo que somos capaces de mover y hacer en esta Villa.

Hablamos de personas de un microcosmos cofrade que reflejan en su entrega, en su vitalismo sin pausa el trabajo, el empuje de la fe de todo un pueblo que canaliza en la Semana Santa ingentes dosis de sentimiento, arte, historia, lenguaje salido del corazón en loor de plegaria, me refiero a hombre y mujeres con los que es un honor vivir codo con codo el intríngulis de preparar al más mínimo detalle unos desfiles primorosos donde tronos e imágenes mecidos al compás de un sentimiento de creencia firme marcan el palpitar de la religiosidad popular de Las Torres de Cotillas.

En definitiva, vecinos que representan como nadie ese carácter basado en hacer fe, pueblo, devoción, ejemplo, participación, espíritu de colaboración, de equipo, movido todo por algo grande que sale del alma.

Éste es un pequeño homenaje a esos cofrades que hace cuatro décadas se plantearon el horizonte de trazar una conjunción de voluntades plasmadas en una inquebrantable fuerza interior que se expresa sacando a la calle en esfuerzo decidido dos imágenes que reflejan los momentos álgidos en los que se desenvuelven nuestras procesiones torreñas, dos estampas vivificadas en catecismo visual ante miles de espectadores a través de la gubia del escultor murciano de Espinardo Antonio García Mengual en el comienzo de la década de los ochenta.

Queridos Hermanos del Cristo Resucitado y San Pedro, muchas felicidades a todos por estas cuatro décadas y que el Señor os bendiga para seguir adelante.

Juan José Ruiz Moñino, Presidente del Cabildo Superior de Cofradías de Las Torres de Cotillas.

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