"La Florida de Las Torres de Cotillas: un barrio con marca propia"

Artículo de opinión de Juan José Ruiz Moñino

La Florida, el hoy barrio torreño de más de 800 habitantes que, teniendo como Patrona al símbolo de la unidad de España la Virgen del Pilar festejada estos días y ubicado en los confines del término municipal linderos con Alguazas y el Río Mula o Riacho, surgió a finales de la primera década del pasado siglo en las inmediaciones y al amparo de una de las industrias conserveras pioneras de nuestra Región tomando como nombre la marca que comercializaba esta factoría propiedad de la familia de origen mallorquín Vicens.

Merced a la entrevista realizada en 1997 por los estudiosos de la etnología de nuestra tierra, Fulgencio Saura y Ángel Riquelme, al último de esta saga de empresarios, a Gaspar Vicens Marqués, para la prestigiosa en su género revista "Cangilón" editada por la Asociación de Amigos del Museo de la Huerta de Murcia-Alcantarilla, podemos saber las razones que llevaron a esta firma de Baleares a instalarse en nuestra Región.

Gaspar Vicens y Pons, fundador de la marca e iniciador de una de las industrias precursoras de la conserva murciana y de una generación de emprendedores representada por su hijo Lorenzo Vicens Roselló y nieto el reseñado Gaspar Vicens Marqués, levantaría en el año 1900 sus primeras oficinas y actividad fabril en la ciudad alicantina de Orihuela para después incardinarse en Alguazas.

La elección de estas tierras para localizar sus factorías obedecía tanto a la calidad del cultivo de la especie "búlida" de albaricoque que proliferaba en la huerta del Segura y considerado uno de los más exquisitos de España -y, por ende, demandados desde finales del siglo XIX en mercados internacionales como el francés- como a la presencia de una amplísima variedad de otros frutales también solicitados por paladares tan exigentes como los europeos.

Es así que estos empresarios oriúndos de la población mallorquina de Binisalem y dedicados allí en sus inicios de industriales a la almendra y otros productos agrícolas elegirían en el año 1916 la localidad de Alguazas para poner en marcha su primera fabrica dedicada a la transformación en conserva y su envasado en botes de metal de la pulpa de albaricoque así como de tomate que ofrecía la feraz vega segureña, en concreto esta fábrica primigenia ocupaba las instalaciones de la almazara que poseía la familia Serna en la vecina Villa.

Ante el éxito y extraordinario prestigio que alcanzó la elaboración de este selecto producto conservero bajo la marca "La Florida", los Vicens cruzaron el Riacho para situar su centro productor en el año 1919 a un entorno más idóneo a la hora de disponer de unas instalaciones más amplias y sería en terrenos baldíos de lo que hoy es el barrio torreño homónimo a su sello de calidad. En concreto, en una superficie de 70 x 24 metros cuadrados, en cuatro naves de 6 metros con techo levantado con tejas y formas traídos del municipio de La Unión, procedentes de un almacén recién cerrado por la crisis minera.

En 1935 se construiría una nave anexa de 8 x 50 metros para dedicarla a funciones de almacén. Un cuarto de siglo después se derribaría una de las naves originarias para asentar en su lugar dos adyacentes de 70 x 12 metros con járcena o viga en medio.

Los terrenos de la empresa que se disponían al aire libre superaban los 3.000 metros cuadrados.

Francia y Bélgica eran los destinos (vía marítima en embarque en el Puerto de Cartagena previo transporte terrestre en expediciones conformadas cada una por dos carros y reatas de seis o siete bestias) del 95% de la pulpa de albaricoque y los medios frutos enteros para tartas a los que se aplicaba un control de calidad de la máxima precisión a través de un laboratorio que calibraba el proceso de fabricación y envasado para en una última etapa transferir tal seguimiento al CEBAS-CSIC de la Ciudad de Murcia.

El estallido de la Guerra Civil en 1936 supuso la incautación de la empresa por un comité del sindicato anarquista CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y el consiguiente retorno de la familia Vicens a su tierra mallorquina de cuna.

Con la vuelta a la normalidad que representó el fin del conflicto fratricida y el regreso de los dueños a la fábrica, la marca "La Florida" amplió su oferta de manufacturas a casi todo tipo de conservas (melocotón, guisantes, alcachofas, mermeladas, etcétera) que se exportaban a Francia, Bélgica, Alemania y Reino Unido vía camiones y/o ferrocarril).

En resumen, la semblanza de un barrio que debe sus orígenes y gran parte de su historia e identidad a una marca de calidad referente de uno de los buques insignia de primera hora de la economía murciana contemporánea: la conservera.

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